lunes, 2 de abril de 2012

DIOSES GUANCHES DE TENERIFE

 DIOSES GUANCHES DE TENERIFE

Según la mitología, el cuerpo físico de Achamán era el cielo
Achamán (dios del cielo, dios supremo), y sus variantes en Amazigh insular: Achuhuran, Achahucanac (Dios Grande y Sublime), Achguayaxerax, Achoron, Achaman (el Sustentador de los Cielos y la Tierra), era (sin que se sepa su pronunciación exacta), el nombre que recibía una de las entidades mitológicas divinas en las que creían los antiguos pobladores de la isla de Tenerife, los guanches.
Achamán ostentaba el título del dios del cielo en la mitología guanche y era considerado el dios supremo. Su nombre significa literalmente "los cielos", en alusión a la bóveda celeste (el cielo).Según la mitología, el cuerpo físico de Achamán era el cielo.


Magec (dios del sol), en Amazigh insular, era el dios del sol y la luz para los antiguos pobladores de Tenerife (Islas Canarias), los guanches. Se trata de una de las divinidades principales. El término mago, con el que los terratenientes castellanos denominaban despectivamente a los agricultores tinerfeños de origen guanche tras la conquista, tiene su origen en el culto que le rendían dichos agricultores a fin de obtener buenas cosechas.

Según una leyenda mitológica guanche, Magec fue secuestrado por Guayota (el demonio) y encerrado en el interior del Teide en Tenerife, hasta que el dios supremo Achamán lo liberó. En las islas, sobre todo en Tenerife y en La Palma, se han encontrado dibujos de espirales talladas en las rocas, algunos arqueólogos creen que esas espirales simbolizan al dios sol Magec.

Achuguayo (dios de la luna), en la Mitología guanche de Tenerife (Canarias, España) dios de la luna. Era la dualidad del dios Magec (dios del sol).

Se lo llamaba también "Padre de los tiempos", pues el era el encargado de regularlo; siendo sus fases, así como la marcha de la estrella vaquera, motivo de observaciones para los sacerdotes Guadameñes y Samarines, que además de astrólogos barruntaban los cambios meteorológicos o sea las cabañuelas con aplicación a la agricultura y al pastoreo. Arreglado a las revoluciones sinódicas del Dios Luna. Dividían el año en doce partes, que apellidaban primera luna, segunda luna etc...


Chaxiraxi (diosa madre), en idioma guanche, es el nombre guanche de una diosa aborigen, que significa en castellano Madre del Sol, Señora del Mundo, La que sostiene el Firmamento y Princesa de Gran Bondad. Es el nombre que recibe en 1401 la imagen de la Virgen de Candelaria aparecida ese año en Güímar, en la isla de Tenerife (Canarias, España). La diosa Chaxiraxi era una de las diosas principales del panteón guanche.

Virgen de Candelaria
Identificada por los guanches con Virgen de la Candelaria (Patrona de Canarias), la talla original se conservaba en la Basílica de Candelaria, en el mismo municipio de Candelaria, pero desapareció después de un temporal que azotó la isla. Su asociación con la Chaxiraxy pagana se debe a que ese fue el nombre impuesto por los guanches a la imagen mariana pese a ser una imagen cristiana. Más tarde los conquistadores españoles (sobre todo, Antón guanche, un aborigen cristianizado) reconocieron en la imagen a la Virgen María cristiana y a partir de entonces fue invocada con la advocación cristiana de la Virgen María de la Candelaria, rechazando el nombre pagano de Chaxiraxi que hasta ese momento le daban. Debido a que las Canarias eran escala obligatoria en los viajes a América, muchas de sus costumbres fueron exportadas a ese continente, entre ellas, la veneración a la Virgen de la Candelaria. Actualmente hay en la basílica una réplica de la Virgen.

La Fiesta del Beñesmer guanche (la cosecha) estaba consagrada a Chaxiraxi. Es importante señalar que entre los guanches el niño Jesús que porta la Virgen de Candelaria en su brazo derecho, fue llamado Chijoraji.

Existen numerosas y a veces contrapuestas fuentes documentales sobre el origen de la voz guanche Chaxiraxi:
  • Chaxíraxy = «[...] y adoraban â Díos, â quien llamaban Guaraxíraxy. y â Santa Maria después que les apareció la llamaban Chaxíraxy. [...] Y Chaxíraxy, quiere decir, la que carga al que tíene al mundo» (Abreu d. 1676: 90. Torriani (1590: 71) 1940: 166).
  • Chaxiraxy (Abreu (1632) 1848: 197).
  • Chijoragi = «adoraban por cosa Celestial, y suprema Deidad ala Virgen de Candelaria, y al Niño en su mano derecha llamaban Chijoragi hasta el tiempo de la Conquista contaban haber cien años solares que tenían à esta Señora en su tierra, mui pocos mas ò menos y hacia en ellos admirables prodigios en medio de ser paganos, y idolatras» (Marín 1694: 82).
  • Chaciraxi,Chaxiraxy, Chijoraji, Chirijoraji (Wölfel 1965: 362-366, 441-442).
  • Madre del Sol = «Sabido esto por los moradores de las dichas Islas, la comenzaron a tener en grandísima veneración [a la Virgen de Candelaria], llamándola ‘Madre del Sol’» (González de Mendoza (1585) < Hardisson 1946: 95).

Chijoraji o Chijoragi (hijo de Chaxiraxi), (en idioma guanche), nombre que recibe el niño Jesús que porta en su mano la Virgen de Candelaria (llamada Chaxiraxi por los guanches). La virgen apareció en una playa de Güímar en Tenerife (Canarias) aproximadamente en 1400.
Los cronistas de la época escribieron:
  • Chijoragi = «adoraban por cosa Celestial, y suprema Deidad ala Virgen de Candelaria, y al Niño en su mano derecha llamaban Chijoragi hasta el tiempo de la Conquista contaban haber cien años solares que tenían à esta Señora en su tierra, mui pocos mas ò menos y hacia en ellos admirables prodigios en medio de ser paganos, y idolatras» (Marín 1694: 82).
 
Achuhucanac (dios de la lluvia), en la Mitología guanche de Tenerife (Canarias, España), dios de la lluvia, identificado con el dios supremo (Achamán). Su nombre procede de: ašu_hu_kanak que en idioma guanche significa: "que está en la lluvia".



Guayota (demonio, dios del mal), (en amazighe insular, wa-yewta "el destructor") era el nombre que recibía una de las entidades mitológicas malignas en las que creían los guanches, antiguos pobladores de Tenerife (Canarias, España).

Era la principal deidad maligna de los guanches, el demonio, aunque también se le asimila a los genios malignos aborígenes. Guayota era el eterno adversario del celestial Achamán (dios supremo del panteón guanche).

Para los guanches, Guayota moraría en los volcanes, pero principalmente en Echeide (castellanizado como el Teide), considerado este volcán como una de las puertas que comunicaban con el mundo subterráneo (el infierno). El término "Guayota" podría provenir de wa-yewta (el destructor), lo cual puede ponerse en relación directa con la actividad volcánica. Como consecuencia de ésta, podían proveerse de obsidiana para realizar cuchillos o puntas de lanza. Guayota está asociado a los perros negros y simboliza el principio del mal que lucha contra el del bien.

El Teide, según las creencias guanches, era la morada de Guayota.
Según las creencias guanches, Guayota vivía en el interior del volcán Teide (el infierno). Según la leyenda, Guayota secuestró al dios Magec (dios de la luz y el sol), y lo llevó consigo al interior del Teide. Los guanches pidieron clemencia a Achamán, su dios supremo. Achamán consiguió derrotar a Guayota, sacar a Magec de las entrañas de Echeyde y taponar el cráter con Guayota en su interior. La leyenda cuenta que el tapón que puso Achamán es el llamado Pan de Azúcar, el último cono, de color blanquecino, que corona el Teide. Desde entonces Guayota permanece encerrado en el interior del Teide. Cuando el Teide entraba en erupción, era costumbre que los guanches encendieran hogueras con el fin de espantar a Guayota o bien, según otra versión, para que si Guayota lograba salir de Echeyde, creyera que seguía en el infierno y pasase de largo.

A Guayota se lo representaba a menudo como un perro negro, acompañado de los Tibicenas o Guacanchas su huésted de demonios. En muchos tubos volcánicos del Teide se han encontrado restos de ofrendas y vasijas con alimentos, por lo que se sabe que los guanches hacian ofrendas en la morada de Guayota para aplacar la ira de este demonio.

Tras la conquista de Canarias, los castellanos y más específicamente los sacerdotes católicos escribieron extensos tratados sobre las costumbres aborígenes, en este aspecto destacan las alusiones a su religión plagada de una infinidad de demonios y espíritus malignos.

El religioso fray Alonso de Espinosa (cronista de la isla de Tenerife) escribió: "...Con todo esto conocían haber infierno, y tenían para sí que estaba el pico de Teide, y así llamaban al infierno Echeyde, y al demonio Guayota..."
Por su parte el cronista Antonio Sedeño escribió: "...Decían que el alma no tenía pena o gloria; más conocía haber infierno, y que solamente era para el demonio llamado guaiota y al infierno llamaban Echeyde, y que habitaba en el volcán del pico del Teyde así le llamaron isla del infierno..







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